La voz de un actor o actriz tiene que tener estas cualidades imprescindibles:
Suficiencia en cuanto al alcance o amplitud y resistencia. Para conseguir esto es indispensable un dominio completo de la respiración, que es la base de una correcta emisión de la voz, de la modulación de su alcance y de la permanencia de esa voz en condiciones óptimas.
Claridad en la pronunciación; esto se consigue mediante la correcta producción de cada uno de los sonidos de la lengua, aislados o combinados en sílabas o palabras.
Expresividad en su entonación, ritmo, intensidad y timbre, de modo que la voz exprese no sólo el mensaje inmediato de las palabras, sino su significado profundo, mediante la entonación, la velocidad, las pausas, el énfasis, etc.
LA IMPOSTACIÓN
La corriente de aire resultante de la espiración es una columna constante y regular, que se convertirá en sonido por la acción de las cuerdas vocales. Una correcta vibración de la columna de aire para producir el sonido es lo que conocemos como impostación de la voz.
Se llama impostación, por tanto, al aprovechamiento pleno de la espiración para la producción del sonido con el máximo rendimiento y el mínimo esfuerzo. Tanto el aparato fonador como el aparato resonador deben trabajar de forma natural y a su máxima capacidad, sin ser forzados.
La correcta impostación supone estas condiciones:
Que la columna de aire pase fácilmente por los músculos tiro-aritenoideos (núcleo muscular de las cuerdas vocales inferiores).
Que esos músculos tengan firmes puntos de apoyo.
Que no se opongan obstáculos, ni directos ni indirectos, a la vibración.
Que el aparato resonador reciba libremente el aire puesto en vibración por la laringe.
Todo ello se consigue colocando correctamente la laringe y con un uso eficiente de la musculatura. El proceso para la impostación de la voz es el siguiente:
La laringe tiene que estar firmemente colocada en posición baja, que consigue una mayor apoyatura de los músculos y asegura mayor capacidad al primer resonador, la faringe.
La eipiglotis y el paladar blando deben dejar libres los conductos de la glotis y la parte inferior y posterior de las fosas nasales.
Las cuerdas vocales deben vibrar libremente en toda la extensión necesaria para producir el tono y la amplitud que se buscan.
Todo esto se logra colocando boca, paladar, lengua, garganta y laringe en posición de bostezo, pues en esa posición el paladar blando se levanta, la lengua se aplana y la faringe se amplia. En esa situación se emitirá un sonido neutro que será nuestra verdadera voz, pues con frecuencia lo que consideramos nuestra voz está viciada por malos hábitos de emisión.
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